“Aparcar en Santander”, una tarea poco apta para impacientes
La escasez de plazas de aparcamiento ha hecho de la ciudad santanderina un auténtico infierno para quienes se ven en la necesidad de estacionar sus vehículos
Gabriel Martínez Gómez
Aparcar en las grandes ciudades siempre ha sido una odisea digna de Homero. Los habitantes de estas urbes suelen optar por la opción del transporte público, evitando así el sobrecosto de combustible, esperas y, especialmente, la tediosa tarea de encontrar un sitio donde estacionar. Pero, esta problemática también la sufren los residentes, turistas, habitantes de pueblos vecinos y cualquier persona en general que se adentre en las calles de pequeñas ciudades como la capital cántabra, Santander, donde podrán vivir de primera mano este quebradero de cabeza. Las causas y razones de esta escasez de plazas de aparcamiento son innumerables, al contrario que las soluciones, las cuales se concentran en una sola: los aparcamientos disuasorios.
En la ciudad de Santander siempre se ha dado este debate, algunos vecinos se quejan de la falta de aparcamientos. Sin embargo, otros creen que este problema no es acuciante, consideran que las plazas de aparcamiento son suficientes y que el problema reside en la mentalidad de nuestra sociedad.
Alberto Martínez, vecino de la calle Santa Lucía, cree que el ayuntamiento es muy injusto con zonas como la anteriormente mencionada. “Tras dos años viviendo en el centro, llegué a la conclusión de que perdía una gran cantidad de tiempo a diario tratando de encontrar aparcamiento. Me vi obligado a alquilar una plaza de garaje y a destinar gran parte de mi sueldo en algo que debería ser innecesario”, ha afirmado. Alberto no ha sido el único en tomar una medida similar, sino que un gran número de santanderinos se ven forzados a arrendar plazas de garaje, tanto a parkings privados, como a particulares. Con esta medida se ahorra tiempo, pero supone un gasto que se suma al impuesto de circulación, revisiones, mantenimiento, etcétera.
No obstante, a los residentes que no disponen de plaza para estacionar sus vehículos tampoco les sale barato, “además de tener que pagar un impuesto al ayuntamiento, tienen que pagar otro impuesto por tener el coche cerca de su casa”, afirma Ricardo Sainz, presidente de la Federación Cántabra de Asociaciones de Vecinos (Fecav), quien considera que la situación actual de Santander está para “cerrar la ciudad y no dejar entrar a nadie más”. Este ha afirmado que la capital está colapsada, repleta de coches mal aparcados, sobre aceras y en doble fila, y señala a las calles que no están reguladas por la O.L.A. como las más perjudicadas de toda la ciudad.
Vehículos mal estacionados sobre la acera en el Paseo de General Dávila / Gabriel Martínez
Según datos aportados por el Instituto Cántabro de Estadística (ICANE), en el año 2003 el número total de vehículos en Santander ascendía a 98.000, mientras que en en 2019, el total era de 112.267. Esto supone la necesidad de albergar 14.000 vehículos más en el mismo espacio físico, haciendo que las plazas de aparcamiento en la ciudad escaseen aún más.
Sumado a lo anterior, Sainz añade que el número total de plazas reguladas por el servicio O.L.A. está en torno a las 6.500 en toda la ciudad, mientras que la cuantía total de tarjetas de residente O.L.A. asciende a casi 10.000. Esto se traduce en una cantidad de tarjetas de aparcamiento notablemente superior a las plazas que se encuentran disponibles en Santander.
Otro ejemplo es el de Rosa Pérez, vecina de Valdenoja, quien indica que la situación relacionada con el aparcamiento en Santander no le supone ningún problema importante. Afirma que en la zona donde reside no hay ningún inconveniente a la hora de estacionar el vehículo y que, en términos generales, el aparcamiento en la capital cántabra es bastante asequible, aunque con algunas excepciones. “En mi calle hay plazas de aparcamiento suficientes para todas las personas que viven en los alrededores, aunque sí es cierto que en el centro de la ciudad, en determinadas ocasiones, es complicado aparcar”. Por otra parte, opina que en los casos en los que sea difícil estacionar, existen otras opciones para acceder al centro de Santander. “Muchas de las veces que acudo al centro de la ciudad elijo la opción del transporte público porque, además, es una forma de fomentarlo y de colaborar con la disminución del tráfico y la contaminación de la ciudad”.
Deficiencias en el transporte público
Otro de los grandes problemas de Santander, según Ricardo Sainz, es el transporte público. Se trata de un aspecto que no favorece en absoluto a la movilidad, el cuál “hace perder el tiempo, y por eso se recurre al coche”. Este ha explicado que aún hay zonas de Santander que no están adaptadas al transporte, donde el autobús apenas cabe físicamente o incluso ni siquiera hay una ruta. Del mismo modo, también existen líneas en las que el conductor se pasa horas y horas conduciendo solo, sin un pasajero, y en vez de utilizar autobuses más pequeños, o aumentar el tiempo entre cada bus, se malgastan las horas y el dinero con lanzaderas de grandes dimensiones.
Además coincide con Pérez, cuya principal solución al problema es construir aparcamientos disuasorios en las afueras, y optimizar el transporte público al máximo
La zona de Corbán es una de las pocas zonas lejanas más alejadas del centro que cuenta con buena comunicación en cuanto al transporte público / Gabriel Martínez Gómez.
Consecuencias de O.L.A.
Lucía Ortiz, trabajadora de la empresa encargada de la regulación del aparcamiento en Santander, afirma que “la O.L.A. es necesaria para que haya un movimiento continuo de vehículos evitando un bloqueo de las zonas de aparcamiento”. Cree que este constante flujo de automóviles es necesario para que los vecinos no estacionen sus vehículos por largos periodos de tiempo. Considera que este tipo de comportamientos afectan considerablemente al tráfico y son eficazmente evitados gracias al servicio de la O.L.A.
Muchos ciudadanos exigen aumentar las plazas de aparcamientos de la ciudad de Santander, pero Ortíz explica que “ampliar las zonas es algo delicado porque en la ciudad de Santander no hay espacio en el que crear nuevas plazas de aparcamiento”. Y es que debido a la antigüedad arquitectónica de la capital cántabra, la gran parte de sus calzadas son de un solo carril y un único sentido, imposibilitando la opción de “comerle” espacio a las carreteras. Además, considera que el tiempo máximo de dos horas para estacionar el vehículo en el centro de Santander es óptimo, pero propone lo siguiente: “quizás sería aconsejable ampliar el tiempo máximo permitido para aparcar el coche en zonas del extrarradio, aunque son cuestiones que rige la empresa y precisan de estudios específicos, para averiguar funcionalidad de la medida”.
Letrero informativo de la O.L.A. en el centro de la ciudad / Gabriel Martínez
El Parking una solución a base de talonario
Iván López Muñoz, propietario de la peluquería Puertochic en la calle San Emeterio, acude a su trabajo todos los días desde Solares. Hace años que es usuario del servicio mensual en el parking de Tetuán, “antes de decidirme a pagar el abono en el parking de Tetuán, podía estar de media treinta y cinco minutos de reloj para encontrar hueco”. El precio del abono del parking de Tetuán asciende a 80 euros mensuales, mientras que el de Castelar (muy próximo al anteriormente mencionado) cuenta con una mensualidad que llega a los 280 euros.
Áreas como la calle Santa Lucía o Puerto Chico son zonas de aparcamiento muy solicitadas por los conductores y casi siempre aparcar en dichos emplazamientos resulta demasiado tedioso, por lo que no es de extrañar que cada vez sean más los vecinos que optan por soluciones como las de alquilar plazas de garaje o adquirir el abono mensual de algún parking cercano a su vivienda.
Ya son casi las 19:30h y el desfile de vehículos en busca de aparcamiento es casi interminable. Las plazas del Pereda están completas, y el carril izquierdo ralentiza la marcha con la esperanza de encontrar un sitio. Desde la plaza Cañadío se observan los mismos turismos en varias ocasiones, y lo mismo sucede en la calle Hernán Cortés, o Tetuán, como si de una hoja de ruta se tratara. Conforme pasa el tiempo, más complicado es aparcar. Se acerca la hora de la cena, lo que significa que no habrá movimiento de vehículos, y por lo tanto, la única opción rápida y efectiva para estacionar será el parking.