El folclore cántabro lucha por su supervivencia
Entre la fuerza del viento soplando sus montañas y la bravura del mar azotando sus playas, se erige Cantabria, una comunidad que esconde un tesoro cultural que ha resistido el paso del tiempo gracias a sus canciones, bailes y tradiciones. El folclore cántabro forma una parte importante del legado cultural de la región, cuenta la historia y la identidad de un pueblo que defiende sus raíces.
Las asociaciones folclóricas de la comunidad luchan hoy en día contra el olvido de estas tradiciones populares que han resistido el paso de los años saltando de generación en generación hasta llegar a nuestros días. Uno de los mayores desafíos a los que se encuentran para la preservación del folclore cántabro es el relevo generacional. El portavoz del grupo folclórico de los “Picayos de Viérnoles”, Gonzalo Poyatos, explica que “el mayor desafío al que se enfrenta el folklore es que siga calando en la etapa infantil”.
Pandereteras en los “Picayos de Viérnoles” / DANIEL MARTÍNEZ ESCUDERO
Para sufragar este problema se han abierto escuelas de folclore en la comunidad con el objetivo de visibilizar la cultura regional. En estas escuelas se fomenta el folclore tanto para los niños pequeños como para la gente mayor que encuentra en ellas un vínculo con sus raíces.
Pese a que existe un gran número de abandonos en la etapa de la adolescencia de los grupos de folclore, Poyatos asegura que “la semilla ya queda plantada”. Y matiza que “siempre llega un momento cuando creces y ya eres adulto, como ha sido mi caso, que de repente te das cuenta de que esta actividad te recuerda a tu infancia, a tu tierra, a tus valores; y algunos nos reenganchamos de nuevo”.
En estas escuelas recalcan la importancia de crear un ambiente acogedor y respetuoso para los niños participantes. Ante esto, Poyatos enfatizó que “desde los grupos de folclore intentamos que las situaciones no se fuercen, que los niños que vengan se encuentren a gusto y que en el momento que muestren su postura de dejarlo, no se les fuerce y recuerden esta actividad gratamente”.
Los alumnos de estas escuelas manifiestan el deseo de empatizar con la historia de su pueblo, sumergiéndose en las tradiciones que forman parte del folclore. La adolescente Yaiza Blanco, miembro del grupo folclórico de los Picayos de Viérnoles explica que le gusta el folklore “porque me encanta saber cómo eran las generaciones pasadas y sentir lo que sentían ellos”.
Aparte de las escuelas y grupos de folclore, los colegios también están empezando a tomar parte activa en la educación cultural. Poyatos asegura que “se está empezando a difundir el folklore en algunos colegios, pero para esto también es importante la documentación”.
Los “Picayos de Viérnoles” / DANIEL MARTÍNEZ ESCUDERO
Importancia de la documentación
La labor de documentar el folclore no solo implica la recopilación de datos objetivos, también es importante la inmersión en las comunidades locales, escuchando las historias de los ancianos y observando las prácticas culturales en su contexto natural. La documentación del folclore es un acto de preservación cultural arduo, Poyatos sostiene que “a veces no es fácil encontrar documentación sobre el folclore”. Y matiza que “para la preservación del folclore es importante que éste se documente y se divulgue adecuadamente”.
Impulso al folclore
Tras la pandemia de la covid-19 y su consiguiente parón de cualquier actividad cultural, las instituciones han llevado a cabo diferentes proyectos para retomar la actividad del folclore. A través del programa “la cultura contraataca” con el proyecto “origen” se involucró a todos los grupos folclóricos de Cantabria para que volvieran a los escenarios. Ante esto Poyales afirma que “lo que en un primer momento fue un parón, posteriormente se convirtió en un impulso para el folclore cántabro”. Y matiza que “vivimos en un momento donde el folklore es una actividad muy valorada en Cantabria”.
La Vijanera de Silió / DANIEL MARTÍNEZ ESCUDERO
“Antes no había internet y se tenía que entretener a los niños contándoles historias y cantando”
Chema Puente
La persistencia de festivales, eventos y grupos dedicados a su promoción y preservación, no solo mantienen viva la llama del folklore; sino que también fomentan el intercambio cultural y la apreciación de la diversidad dentro y fuera de Cantabria. El raverista Chema Puente recalca que “tenemos que agradecer a los ayuntamientos que impulsan este tipo de eventos, ya que sin ellos el folclore no se visibilizaría”.