Jóvenes esclavos de las redes sociales
Las diversas plataformas de comunicación se han convertido en una parte fundamental de la vida cotidiana, pero no siempre se da un buen uso de estas y nos lleva a problemas de salud mental.
En la actualidad se han vuelto una tendencia global, en especial los adolescentes y jóvenes han adoptado su uso y se ha normalizado tener diferentes cuentas, subir contenido de sus actividades diarias y pasar muchas horas frente al móvil, laptop u otro aparato electrónico. Sin embargo ha pasado a un lado negativo el estar activo en redes e incluso se ha generado un nuevo síndrome llamado FOMO, que trata sobre una dependencia a las redes y un miedo inexplicable a no estar activos o enterados de lo que está pasando en la actualidad.
Las R.R.S.S. han despertado problemas en la salud mental tanto como en la salud física, por ejemplo insomnio, sedentarismo, depresión y otros, llevando así a generar una adicción y/o dependencia, en este artículo hablaremos de algunos centros de rehabilitación y profesionales que ayudan a desengancharse de este problema que a un futuro termina por consumir su tiempo y no desarrollarse en el ambiente social ni profesional.
ACAT (Asociación Cántabra de Ayuda al Toxicómano) es una asociación en Santander que tiene como objetivo ayudar a reincorporarse a la sociedad a personas que tuvieron problemas derivados de una adicción con o sin sustancia y sus consecuencias. Asimismo esta CITA (Centro de Investigación y Tratamiento de Adicciones) con el tratamiento a esta adicción para no eliminar su uso, sino reeducar porque comprenden que el uso de estas aplicaciones son necesarias en el día a día, pero sabiendo dar un uso correcto y funcional.
Síntomas y consecuencias
Profesionales y centros profesionales tienen un consenso del porqué y cómo se inicia con la dependencia a las nuevas tecnologías, el gabinete de psicología de Santander y CITA explican que es por la facilidad de acceso, uso normalizado, problemas de socialización y la mayor preocupación es un intento de escapar de la realidad, mostrando lo que quieren hacer ver, poniendo un filtro que son felices.
Esto causa el aumento de ansiedad, dependencia emocional, baja autoestima entre otros, que a largo plazo al no ser tratados la persona no podrá o se le hará muy difícil volver a recuperar esos años que ha perdido y aprender a comunicarse en la vida real.
Ayda Guerra Saiz, coordinadora del gabinete de psicología de Santander dice que: “Hemos salido muy mal de la pandemia todos, hemos salido con un estrés postraumático tremendo, de alguna forma estamos todo enfermos y saliendo adelante, no nos soportamos, estamos con mucha agresividad las relaciones humanas está patas arribas, no sabemos como reconstruirlas, se han perdido valores, relaciones, muchísimas cosas. Las redes sociales son un caldo de cultivo maravilloso para suplir estas cosas y los efectos negativos están ahí después de ese aislamiento y eso ayuda a que nos relacionemos de otra forma, salen relaciones tocadas, tenemos que tener cuidado en cómo nos relacionamos en la vida real”
La adicción se da normalmente en jóvenes que tienen carencias emocionales y acaban supliéndolas a través de las redes sociales o perfiles irreales, por eso lo más recomendable es que los padres controlen desde la edad que se entrega a los niños un móvil y se empiece haciendo una agenda que programe los tiempos de uso, para que así cuando sea mayor tenga un autocontrol y sepa manejar su vida social en redes tanto como en la vida real.
Ayda Guerra también comenta: “ Tienen que aprender a relacionarse de tú a tú, no solo virtualmente. El mundo ha cambiado, las relaciones son otras y yo no estoy en contra de las relaciones virtuales, tienen que existir y desarrollarse siempre y cuando sepamos llevarnos en las otras”, de uso normal es recomendable estar 1 hora en redes sociales, pero hay excepciones cuando no tienes actividades programas o no estarás con amigos y/o familiares se puede estar más tiempo, mientras no afecte el ritmo constante o actividades diarias de la vida.
Casos
ACAT dice que: “Es complicado comentar un caso concreto, ya que la mayoría de las personas que sufre esta adicción, no es consciente, lo ven como algo normal en sus vidas. Pero en la actualidad tenemos más casos de gente jóven, ya que son las familias las que se encargan de llamarnos para concertar una cita, de cara a una posible intervención”
Es así que no se piensa que se estaría formando un hábito o dependencia a redes, que en el peor de los casos terminaría en un caso de síndrome FOMO.
Otro caso más específico nos cuenta la psicóloga Guerra: “Una persona brillante que empezó con el uso de la tablet, tenía los libros académicos descargados y los padres por desconocimiento no sabían que estaba metida en grupos enormes en diferentes aplicaciones, empezó a tener problemas y bajar las calificaciones, al no haber alguien que la guiara se empezó a adentrarse en temas que no eran acuerdo a su edad e incluso intentaban contactar con ella, al darse cuenta los padres le intentaron quitar la tablet y empezaron los problemas, hubo enfrentamientos,no quería ir al colegio y las notas cada vez iba de picada, eran malas. Ella empezó a usar la tablet con 12 años y los problemas se presentaron a los 14 años, tuvimos que llevar una terapia cognitivo conductuales para poner horarios y ver cómo era su vida para buscar alternativas al ocio”
Los tratamientos de la adicción a redes varía de acuerdo a la edad, que tan avanzado se encuentra y si existen recaídas en el proceso. En adolescentes de 12 a 14 años se puede usar un tratamiento conductual, ya que están en su mayoría en un inicio de saber cómo comunicarse mediante redes y tienen a sus padres para guiarlos en el camino.
En el caso de los jóvenes se toma como una terapia de adicción y quitar esa adicción de forma progresiva y paulatina hasta que la persona no llene esos vacíos mirando o creando una vida ficticia a través de las plataformas virtuales.