El vértigo a la libertad
La psicóloga Azucena Aja explica las diferencias entre el estrés y la ansiedad, sus síntomas y cómo afrontarlos.
La ansiedad no es una enfermedad y la gente debe aprender que no se cura, “porque todos tenemos ansiedad”, “forma parte de nuestro sistema nervioso, forma parte de nuestra naturaleza, y no es una enfermedad. Tratarlo como una enfermedad supone convertir algo que no es un problema en un problema”.
Así explicaba Azucena Aja, psicóloga con una especialización en terapia sexual y de pareja, la percepción actual que existe sobre la ansiedad y sus formas de curarla.
Diferencias entre el estrés y la ansiedad
“El estrés es una respuesta que el organismo tiene ante situaciones en las que nos faltan los recursos para enfrentarlas”, destaca Aja. Y resulta problemático cuando comienzas a tener una serie de síntomas que poco a poco van incapacitándote en la realización de labores diarias.
Mientras que, según Aja, “la ansiedad es es una emoción adaptativa, es natural, es normal en el sentido de que es natural. Todas las personas en cualquier lugar del mundo vamos a tener una reacción de ansiedad a determinadas situaciones relacionadas”.
“Estos síntomas no son malos, ni te va a pasar nada malo por tenerlos” matiza Aja, y aunque “la ansiedad en realidad es una reacción natural, es una emoción y no es problemático, lo problemático es lo que solemos hacer ante esas sensaciones de ansiedad”. Porque “si los niveles de ansiedad, por las historias que me comenta mi mente, por mi historia de aprendizaje, por mi experiencia, por lo que a mí me supone la situación que tengo que enfrentar… voy a ser más operativa o voy a ser menos operativo”.
Pero ante todo, Aja esaclarece que el problema no son las sensaciones que experimentamos sino nuestra reacción ante ellas. En el momento en que dejamos de realizar nuestra vida con normalidad y evitamos situaciones para no sentir ciertos niveles de ansiedad es el momento en que la ansiedad se convierte en un problema. “Es decir, el problema está en lo que hacemos ante la ansiedad y no en la ansiedad misma”.
A diferencia del estrés, la ansiedad no está relacionada con el presente, sino con el futuro hipotético de situaciones que podrían haber sucedido y lo que puede volver a suceder, si serás capaz de enfrentarlo…
Comentaba también que las crisis de ansiedad se perciben tras haber padecido una, es decir, en el momento no eres consciente, lo que padeces son esos síntomas físicos que en realidad suelen producirse tras experimentar un situación difícil pues en el momento tu cuerpo reacciona para afrontar la situación, pero cuando todo se calma es cuando más posible es tenerla.
Cuáles son los tipos de ansiedad y estrés existentes
Bajo la terapia contextual del modelo de aceptación y compromiso, en la que está especializada Aja, la ansiedad es siempre la misma. Pero “parece que hubiera como diferentes problemas de ansiedad”, matiza, debido a los múltiples diagnósticos existentes en otras ramas de la psicología, cuando en realidad es una emoción.
Cuando las personas sufren un ataque de ansiedad por primera vez, es a partir de ese momento en que comenzarán a realizar ciertos tipos de comportamientos y actitudes que harán que su ansiedad desaparezca momentáneamente. Sin embargo, a largo plazo, lo único que conseguirán es que “sus niveles de ansiedad y miedo se mantengan, incluso aumenten, y eso supone una situación bastante limitante para su vida”. Por lo que en vez de existir tipos de ansiedad, hay “una sintomatología ansiosa, a nivel de pensamientos y a nivel de sensaciones físicas”.
Desde el punto de vista de Aja, “es un problema que haya etiquetas, que haya diagnósticos en torno a algo tan normal en el ser humano como es la experiencia de la ansiedad, porque esas etiquetas hablan de enfermedades”. Y el problema es que la ansiedad no es una enfermedad y la gente debe aprender que no se cura, “porque todos tenemos ansiedad”, “forma parte de nuestro sistema nervioso, forma parte de nuestra naturaleza, y no es una enfermedad. Y tratarlo como una enfermedad, supone convertir algo que no es un problema en un problema”.
Según Aja, “las sensaciones de ansiedad son las mismas, las reacciones que tiene nuestro sistema nervioso cuando se activa ante una situación es la misma. Lo que cambia es la situación que te está activando esa respuesta de ansiedad y lo que cambia también es qué es lo que haces tú en la situación”.
En el caso del estrés lo que sucede es que hay varias clasificaciones. “Normalmente en el estrés se habla de eso, se habla de fases, se habla de estadios, y se habla de niveles distintos de estrés” declara Aja. Sin embargo, los síntomas que se experimentan son los mismos, pero si no se resuelven pueden volverse cada vez más intensos.
Según Aja, podemos hablar de 3 estadios:
- “Toda la sintomatología que se puede activar cuando tienes que enfrentarte a una situación nueva o situaciones importantes”.
- Si durante la primera etapa no se han tomado las medidas adecuadas para que remita, estamos hablando de un segundo estadio donde la sintomatología se agravaría y podría crear problemas de tipo físico.
- Burnout o “estar quemado” es el último estadio, principalmente en el ámbito laboral y que se conoce como un síndrome peligroso porque es el momento en que tu cuerpo necesita parar y no volver jamás a esa situación inicial.
Aumento del estrés y la ansiedad en la población
Según el filósofo Soren Kierkegaard “la ansiedad, o la angustia, sería más un sentimiento, es el vértigo a la libertad” destaca Aja. El hecho de ser humanos y conscientes de nuestra naturaleza hace que también seamos conscientes de la vida y lo que sucede en ella, “entonces ya solamente el hecho de ser humano hace que tengamos ansiedad”.
Pero en los últimos años, debido a la evolución de las tecnologías y al auge de las redes sociales hemos empezado a ir cada vez más rápido. El motivo es que la “tecnología está basada, desde el punto de vista de la psicología, en programas de condicionamiento operante” para robarnos la atención destaca Aja. Entonces, muchos de los síndromes que ahora se están desarrollando se deben a la ansiedad que nos genera la necesidad de estar constantemente comprobando nuestras notificaciones.
También, los adolescentes están más expuestos a sufrir ansiedad por la alta competitividad que existe a la hora de acceder a ciertas carreras universitarias como medicina, ingeniería, etc. y de definir su futuro profesional. Y las presiones familiares están generando una mayor exigencia, también a nivel social y educativo “para cada vez tener que llegar y tener que conseguir metas más altas”.
Según la psicóloga Aja, la pandemia ha marcado un antes y un después sobre todo en los jóvenes, quienes sufren mayores niveles de ansiedad desde entonces. Aunque cabe destacar que los adultos también han sufrido un aumento en sus niveles de ansiedad. De hecho, este aumento también puede deberse a un tipo de educación más permisiva que generaciones anteriores, situaciones de abandono, guerras, negligencias, etc.
En definitiva, “las situaciones de abandono pueden ser realmente traumáticas y son realmente duras, pero generan resiliencia en muchas personas. Sin embargo, las situaciones de permisividad lo que generan es inutilidad”, y la gente jóven no ha recibido los recursos de afrontamiento necesarios “a nivel psicológico para la vida que probablemente van a vivir y desde luego que están viviendo”.
Otro de los motivos que han fomentado un aumento del estrés y la ansiedad en los jóvenes es “la persecución de la felicidad como lo más importante y el fin de la vida. Y eso en la vida real no existe, no es así y plantearte la felicidad como el fin de tu vida es ya estar creándose un problema importante”.
Desvinculación entre la ansiedad y la depresión
Como destacábamos anteriormente, la ansiedad se relaciona con “las ideas que tenemos del futuro”, con la incertidumbre. Mientras que las personas con depresión viven en el pasado, “en lo que podían haber hecho y no hicieron, en arrepentimiendos, en situaciones, en culpas…” explica Aja.
La depresión es un proceso al que “se llega por una falta de sentido vital que hace que tengamos cada vez menos conductas, que realicemos menos comportamientos, que cultivemos menos actividades, que cultivemos menos experiencias, y la depresión podríamos decir que es como el lugar al que uno llega, dejando de vivir”. En definitiva, una persona con depresión tiene una visión negativa de su pasado y futuro, pero también sobre si mismo.
Impacto directo del estrés y la ansiedad en la salud mental
Aja matiza que “tener la conciencia de que cada paso que damos hace que estemos renunciando a muchas cosas para elegir solo uno de los caminos de múltiples posibilidades que tenemos, como que da un poco de… como que da un poco de vértigo y que da un poco de angustia”. Es por ello que muchas personas se queden ancladas en un punto de no avance por miedo a tener que renunciar a ciertas cosas, y el hecho de que el contexto que nos rodea no sea saludable también influye.
Hay momentos incluso que la ansiedad puede llegar a incapacitarte como persona, pues uno de los síntomas de la ansiedad es el miedo, y cuando este miedo se generaliza tiendes a evitarlo y con ello más lo potencias.
Ventajas del autoconocimiento
Aumentar “el grado de autoconocimiento que las personas tenemos de nuestra propia existencia” es parte de la intervención terapéutica destaca Aja.
Los seres humanos nos encontramos en 2 planos: el de la realidad, en el que experimentamos el mundo a través de los sentidos, y el de nuestra experiencia interna, en el que experimentamos el mundo de la piel hacia dentro. Por ello, “conocer cómo vives, cómo experimentas, qué emociones, qué pensamientos, qué sensaciones son más difíciles, son más problemáticos, qué cosas sueles hacer ante esos pensamientos y emociones” es lo que conocemos como terapia.
Sin embargo, existen unos principios de autocuidado que, desde el punto de vista físico, son básicos antes de iniciar cualquier proceso de terapia:
- Alimentación
- Sueño
- Ejercicio físico
- Conexión social
Cuando estos 4 aspectos de nuestra vida están mal, descuidados, desatendidos, etc. es evidente que no vas a estar bien. “Creo que estas cosas básicas es lo que mejor podemos hacer para a la larga tratar de cuidarnos” matiza Aja.
Buscar ayuda es normal y natural en un contexto en el que “todas las personas estamos pasando por situaciones similares”, y “no hay nada de malo en eso”.