La generación Z española enfrenta la sobrecualificación y el desempleo como desafíos laborales crecientes
En la actualidad, la población joven planta cara a un panorama laboral repleto de desafíos y contradicciones. Pese a tener una formación académica previa fuerte, gran parte de los jóvenes se hallan con un entorno de trabajo que no tiene en cuenta tanto sus cualificaciones educativas. Por esto, la sobrecualificación y la creciente escasez de vacantes son solo algunos de los muros que impiden a la juventud desarrollarse como profesionales en el campo que estudiaron. “Aquí llevo ya cinco años, pero creo que tuve suerte, entré en el momento indicado, cuando hacía falta gente y al final te ganas la confianza”, manifiesta Dani, estudiante de psicología y dependiente de Vamps en El Corte Inglés.
Durante décadas, la educación superior, es decir, la universidad, ha sido vista como la llave maestra para garantizar un futuro profesional próspero. No obstante, la realidad moderna plantea una situación adversa. A pesar de que el número de jóvenes con títulos universitarios ha incrementado notablemente, esto no ha significado una mejora equivalente en el número de empleo juvenil. Al contrario, muchos jóvenes con títulos ejercen en trabajos que no requieren título universitario, o peor todavía, están en el paro. Asimismo, esta situación no sólo provoca inquietud entre la juventud, sino que también genera una pregunta cada vez más común: ¿las universidades están realmente preparando a los estudiantes para el mundo laboral real?.
Según Diana, empleada de Grupo Femxa en Santander, la experiencia es “muy grande”. Además, en el caso de su centro, las personas que han conseguido trabajo lo han hecho en “la misma empresa que hicieron las prácticas”. Por el momento, la tasa de personas que han salido y han encontrado trabajo es de un 15%, debido a que llevan “poco tiempo impartiendo”.
“Yo creo que es más complicado encontrar trabajo ahora que antes. Los jóvenes están sobrecualificados, y eso para las empresas supone un problema porque los sueldos tienen que ser más altos”
Diana, empleada de Grupo Femxa
“De ahí viene la intención que tiene ahora mismo el Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo sobre fomentar los módulos y las Formaciones Profesionales”
Diana, empleada de Femxa
La falta de experiencia es uno de los impedimentos más mencionados por los empleadores cuando justifican la elección de candidatos mayores en vez de estudiantes recién formados. Del mismo modo, pese a contar con conocimientos teóricos más frescos, la población joven tiende a carecer de la práctica que suelen buscar los empleadores. La brecha entre la educación y la práctica genera un círculo vicioso: la juventud no puede ganar experiencia porque no se le da la oportunidad, dejándola en la misma situación de inquietud inicial.
Para David Cantarero, profesor de economía en la Universidad de Cantabria, las prácticas y trabajos temporales durante los estudios pueden ser muy útiles para ganar esa experiencia y poder encontrar trabajo más fácilmente, ya que complementan la formación con el trabajo práctico. También advierte que “no tener experiencia laboral puede hacer que sea más difícil conseguir un empleo, ya que las empresas a menudo prefieren a candidatos que ya hayan trabajado en el campo, esto les hace más fácil la adaptación de la persona al puesto”. Esto también puede afectar los salarios iniciales, ya que los jóvenes sin experiencia tienden a recibir sueldos más bajos, como es el caso de diversos puestos denominados “junior” dónde los sueldos son más bajos que el de mismo puesto con una persona que tiene experiencia, los denominados puestos “senior”.
Por otro lado, hay opiniones contrastadas donde algunos jóvenes dicen que encontrar trabajo es fácil. “En mi caso lo encontré por Infojobs, es muy fácil y hay trabajo en todos lados. Yo me independicé sin tener trabajo ni nada, en plan, a la aventura. Si se busca, se encuentra, y a la semana encontré trabajo aquí”, declara un empleado comercial en Valle Real.
“Siendo joven es demasiado fácil, pero con 30 o 40 años… ya es diferente”
Empleado comercial de Valle Real
En la misma línea, el alejamiento entre el sistema educativo y las exigencias del mercado laboral es claro. Los planes de estudio, en muchas circunstancias, no se adaptan al ritmo de las actualizaciones en el ecosistema laboral. Asimismo, los grados universitarios tradicionales siguen ofertando un expediente que no resalta las destrezas que los empleadores buscan hoy en día.
“La maquinaria ha quitado mucho trabajo. Cuando no había maquinaria, las personas trabajando eran más, sobre todo en el sector de la construcción, que era en el que yo estaba. Pero claro, con la llegada de la maquinaria ya no hacían falta la pala y el pico, y por eso las reducciones de plantillas”, expone José María Regalado, exobrero del sector de la construcción.
Ha habido iniciativas que han intentado acabar con esta brecha. Por ejemplo, programas de formación dual, en los que los estudiantes separan su tiempo entre los estudios y las prácticas. Estos programas han evidenciado ser eficientes en varios países, sobre todo en el norte de Europa. Aún así, la inclusión mundial de los mismos sigue estando limitada y necesita un empeño coordinado entre diferentes países, organismos y el sector privado. “Incluso el salario va en función de la experiencia que lleves tú en esa misma empresa. A medida que vas ascendiendo y demás, sí que vas cobrando algo más. Aquí, por ejemplo, gastan más tiempo en formar a la gente que valorando el currículum. Aún así, te piden unos mínimos”, dice Dani sobre la importancia que le da la empresa a la experiencia previa.
“Yo tenía experiencia previa, pero luego también cada empresa funciona muy distinto. Por ejemplo, aquí en El Corte Inglés funciona muy distinto y te tienen que formar sí o sí”
Dani, empleado de Vamps en El Corte Inglés
Como se ha mencionado anteriormente, un elevado porcentaje de jóvenes se ven en la obligación de ejercer en áreas que no tienen nada que ver con sus estudios. El desnivel puede ser desmoralizador y apoyar al sentimiento de supuestamente haber perdido el tiempo en la etapa universitaria. El hecho de ser empleado en un campo distinto al estudiado no solo puede dañar la moral, sino también la trayectoria profesional a largo plazo. Es común encontrarse a graduados en ciencias sociales o humanidades trabajando en el ámbito de servicios o en empleos administrativos, donde no disfrutan al completo sus capacidades aprendidas.
España lidera la tasa de paro juvenil en la UE a pesar de una ligera reducción España encabeza la tasa de paro de la Unión Europea y registra el mayor porcentaje de menores de veinticinco años sin trabajo de la eurozona. Durante el primer trimestre de 2024, la tasa de paro en la población menor de 25 años fue de 27,7%. Pese a que esta cifra posiciona a España como el primer país miembro con mayor tasa de desempleo, supone una reducción del paro de un 2,15% respecto al mismo período del pasado año que resultó de 29,85%. Desde el centro de formación para el empleo Femxa financiado por el Gobierno de España, Diana apunta que “la intención que tiene ahora mismo el Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo para reducir la tasa de paro es fomentar los módulos y la formación profesional”. Cantabria según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística se encuentra como la comunidad autónoma española con menor tasa de paro durante el primer trimestre del año con un 7,53%. Una cifra muy inferior a la media española. En los menores de veinticinco años la tasa de paro ha crecido en Cantabria un 1,12% respecto al mismo trimestre del año pasado y ha sido del 24,24%. Esta cifra 3,46% por debajo de la media española, postula a Cantabria como la cuarta comunidad autónoma española con menor tasa de paro en población menor de 25 años después de Madrid, País Vasco y Cataluña. |
Posibles soluciones a futuro
Para abordar estos desafíos, se propone un enfoque multifacético. Las universidades deben colaborar con la industria para mejorar sus planes de estudio y asegurar que los graduados obtengan las habilidades demandadas por los empleos. Además, esto comprende un énfasis más elevado en destrezas prácticas y tecnológicas. Las empresas y los organismos educativos pueden tantear la opción de ofrecer más prácticas remuneradas, garantizando que la vivencia verdaderamente añada valor al currículo de la juventud. “Yo creo que debería de haber más inserción laboral, más becas o más prácticas para las personas que tienen una carrera universitaria”, comenta la empleada de Femxa.
“Una vez que se finalice la carrera, habría que dar las mismas oportunidades de prácticas a los de FP y a los que finalizan un grado universitario. Al final estás más años estudiando, por lo general, y sales más preparado”
Diana, empleada de Grupo Femxa
Por otro lado, es importante incentivar y difundir el espíritu emprendedor entre los adolescentes, ya que puede ser una salida para aquellos que no encuentran oportunidades en el ecosistema laboral tradicional. De la misma manera, existen también programas de soporte al emprendimiento joven. A temprana edad, por parte de instituciones educativas es importante mejorar la inclinación vocacional de los más jóvenes, aportando así a los estudiantes una mejor toma de decisiones, estando informados sobre cada carrera y estudios futuros. Principalmente, esto ayuda a tener una percepción más realista sobre las tendencias cambiantes del mercado laboral.
Los gobiernos pueden establecer políticas que extiendan la contratación de jóvenes, como recompensas fiscales para compañías que contraten recién egresados o programas de apoyo al primer contacto laboral. Asimismo, se deben formar plataformas que simplifiquen el paso de la formación al trabajo. Según David Cantarero, profesor de economía en la Universidad de Cantabria, los incentivos fiscales para las empresas que contratan a jóvenes “pueden aumentar las oportunidades de empleo”. Los programas de capacitación profesional “también son importantes, ya que ayudan a los jóvenes a adquirir las habilidades necesarias, como la orientación a todo tipo de cliente”.
Además, para adaptarse a las demandas cambiantes, los estudiantes “deben estar dispuestos a aprender continuamente”, reciclándose en cuanto a estudios, “llevando a cabo diferentes cursos, másters u otras titulaciones que les aporten complemento a las titulaciones que ya tengan”. Igualmente, las habilidades digitales son esenciales y “muy bien valoradas”, aparte de otras aptitudes “como la comunicación y el trabajo en equipo”. Para dar mayor profesionalismo a un perfil de formación, los idiomas adquieren un rol significativo y “es relevante que los jóvenes estén preparados en este aspecto para hacer más llamativo su CV” y hacerse atractivo para las empresas.